Campechanía confortable.

Dentro de las decenas de furibundos argumentos que se escuchan para defender la monarquía actual como sistema político, últimamente, va ganando fuerza uno bastante inquietante: el de la comodidad. Así, tal cual.
Escucho a mucha gente, incluso a gente de gran solvencia intelectual, que el hecho de que el Jefe del Estado sea una persona que en su día fue puesta a dedo, y que cuando fallezca será sustituido por su hijo, es ventajoso, puesto que nos evita líos a los ciudadanos. Líos como el de un posible vacío de poder similar al caso italiano, en el que los partidos políticos no parecían ser capaces de designar un Presidente de la República, y, a última hora, han llegado a un acuerdo temporal, en el que se ha escogido al anterior, Giorgio Napolitano.
Tener rey, visto así, es, en efecto, muy práctico. Nos evita berenjenales como el de la República Italiana. Pero yo creo que nos hemos quedado cortos. En aras del pragmatismo, y de la comodidad de los españoles, yo propondría que fuera el rey el que escogiera a un Primer Ministro, para que formara gobierno, no fuera que nos pasara como en Bélgica, que se tiran años sin ejecutivo por falta de consenso. Y lo mismo podemos decir del Congreso y del Senado. Ya puestos, que sea Su Majestad el que designe a los diputados y senadores. Anda que no nos íbamos a evitar riñas en los bares por temas baladíes, como la aprobación de una ley o la política fiscal.
Total, si al final, lo digan o no, todo el mundo piensa que esto de la democracia es un coñazo, y que puestos a polemizar, donde esté el fútbol...

Comentarios

Entradas populares